Guadalupe Cepeda, una mujer de 63 años, vivió una experiencia desgarradora que la sumergió en un mundo de engaños. Durante dos años, creyó estar en una relación con el famoso cantante Enrique Iglesias, una conexión que parecía real, pero que resultó ser una compleja estafa. La ilusión de un amor eterno fue construida sobre falsedades, llevándola a perder no solo dinero, sino también la estabilidad emocional y familiar que había conocido.
Todo comenzó cuando Guadalupe se unió a una página de fanáticos del cantante y recibió un mensaje que, aparentemente, provenía del mismo Enrique Iglesias. A lo largo de los meses, los intercambios de mensajes fueron cada vez más personales y emotivos. El supuesto cantante le prometió amor eterno, desestabilizando su vida al punto de que ella comenzó a cuestionar su propio matrimonio, incluso tomando la decisión de dejar a su esposo por este amor virtual. La manipulación del estafador fue tan profunda que llegó a enviarle imágenes de lujosos regalos y anillos, creando una farsa creíble que la llevó a gastar más de 3.000 dólares en obsequios.
Finalmente, la mentira se desmoronó cuando el esposo de Guadalupe investigó el número de teléfono del supuesto Enrique Iglesias y descubrió que provenía de África. Tras confirmar el fraude con el equipo de relaciones públicas del cantante, la verdad salió a la luz. Esta trágica historia no solo es un testimonio del daño causado por las estafas en línea, sino también un recordatorio de cómo las emociones pueden ser explotadas para manipular a las personas, dejando cicatrices que van más allá de lo económico.