Luis Bello ha tenido una de las trayectorias políticas más vertiginosas dentro de la Municipalidad de Asunción. En octubre de 2021 apareció en la escena como concejal suplente. Menos de dos años después, el 30 de agosto de 2023, asumió la titularidad en reemplazo de Turi Cappello. Para noviembre de 2024 ya presidía la Junta Municipal, y el 27 de agosto de 2025 llegó al máximo cargo: la Intendencia de Asunción.
Un ascenso difícil de replicar incluso con planificación quirúrgica. Sin embargo, ese recorrido acelerado lo colocó hoy frente a una institución compleja, marcada por tensiones históricas, una estructura pesada con más de diez sindicatos y un plantel político interno que busca posicionarse de cara a las próximas elecciones.
Bello debe intentar administrar una ciudad que arrastra años de abandono y desconfianza ciudadana, mientras sostiene además el peso político que implica pertenecer al Partido Colorado. Aunque el intendente muestra disposición al trabajo y plantea una gestión que busca ordenar la estructura municipal, el tiempo y las condiciones no juegan a su favor.
Algunos sectores ya lo proyectan como candidato para el próximo periodo municipal. Pero él mismo reconoce que no forma parte de sus planes inmediatos, como tampoco imaginaba convertirse en concejal titular, presidente de la Junta o intendente. Hoy su desafío es otro: estabilizar una administración en crisis y navegar entre presiones políticas y corporativas sin que estas lo arrastren.
El futuro de Asunción —y su propia proyección política— dependerá de su capacidad para transformar una intendencia históricamente ingobernable en una institución funcional, transparente y cercana a la gente.
