Con la creciente demanda de más y más contenidos online cada vez más personas, especialmente jóvenes, consumen contenidos en línea en velocidades superiores a la normal. Una encuesta en California reveló que el 89% de los estudiantes ajusta la velocidad de reproducción de sus clases virtuales.
Una práctica busca ahorrar tiempo y mantener la atención, pero no está exenta de consecuencias para el cerebro.
Según estudios, cuando la velocidad de reproducción aumenta, también lo hace la exigencia sobre la memoria de trabajo, que tiene una capacidad limitada. Si la información llega demasiado rápido, el cerebro no puede procesarla adecuadamente, lo que genera una sobrecarga cognitiva y disminuye la calidad del aprendizaje.
Un metaanálisis de 24 estudios mostró que ver videos educativos a velocidades de hasta 1,5x tiene un impacto mínimo. Pero a partir de 2x, los efectos negativos sobre la retención de información se vuelven significativos. Por ejemplo, pasar de velocidad normal a 2,5x puede reducir el rendimiento en pruebas hasta en 17%.
Los adultos mayores (61 a 94 años) sufren mayores dificultades con contenidos acelerados en comparación con los más jóvenes (18 a 36 años).