La muerte de la suboficial Romina Popoff, ocurrida el pasado martes en su vivienda de Capiatá, generó gran indignación y renovados reclamos de justicia. La mujer fue hallada con un disparo en el pecho, en un hecho que inicialmente fue caratulado como un caso de autoeliminación.
Sin embargo, la familia rechaza esa versión y apunta como principal sospechoso a su pareja, el suboficial David Ojeda, quien reportó el hecho como un suicidio. Los allegados aseguran que Romina era víctima de constantes maltratos físicos y verbales, y cuestionan varias circunstancias del caso: el uso del arma reglamentaria, el sitio del disparo —poco común en situaciones de autoeliminación— y la coincidencia de la tragedia con el cumpleaños de uno de los hijos de la víctima.
En los últimos días, familiares y amigos de Popoff realizaron una manifestación en Capiatá, donde exigieron el cambio de carátula a femicidio y una investigación exhaustiva que incluya al suboficial Ojeda como principal sospechoso.
La comunidad insiste en que la muerte de Romina no quede en la impunidad y demanda a las autoridades un esclarecimiento real y transparente de lo ocurrido.

