La designación del procurador general de la República, Marco Aurelio González, como vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), ha generado fuertes cuestionamientos legales. El abogado y exconvencional constituyente Hugo Estigarribia sostiene que el nombramiento es nulo y advierte que, de no corregirse la situación, podría derivar en la intervención de la facultad por parte del Rectorado.
Según Estigarribia, González asumió el cargo sin haber presentado ante el Consejo Directivo los documentos que acrediten su desvinculación de las restricciones establecidas por la Ley N.º 6837, que regula la Procuraduría General de la República. Esta norma prohíbe al procurador —quien tiene rango de ministro— desempeñar funciones ajenas a la docencia, sean remuneradas o no.
Además, el abogado recuerda que la Ley N.º 6525 define de forma estricta lo que se entiende por ejercicio parcial de la docencia: únicamente las actividades desarrolladas en calidad de educador o investigador, en horas cátedra.
“Si no se corrige esta grave irregularidad, el Rectorado debería intervenir la Facultad. No se está cumpliendo la ley y eso compromete seriamente la institucionalidad académica”, afirmó Estigarribia, quien también alertó sobre las consecuencias administrativas y académicas del caso.
Silencio del Tribunal de Ética
El abogado también cuestionó la inacción del Tribunal de Ética de la Facultad de Derecho, cuyos miembros fueron designados el 18 de marzo pasado. Sostiene que este órgano debió actuar de oficio tras la difusión pública del caso, no solo por el cuestionado nombramiento, sino también por la participación del vicedecano en actos proselitistas.
González asistió recientemente a una actividad política encabezada por Jorge Bogarín Alfonso, exmiembro del Consejo de la Magistratura y señalado como «significativamente corrupto» por Estados Unidos, quien ahora busca ingresar al Consejo Directivo de la facultad. Esta participación podría constituir una infracción al reglamento interno de la universidad.
“Estamos hablando de la Facultad de Derecho, donde se forman abogados y enseñan magistrados. Lo que ocurre allí tiene una trascendencia que no puede pasarse por alto”, concluyó Estigarribia.

