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Mar 30 diciembre 2025

La Fortuna Inexplicable: Cómo Santiago Peña Construyó un Imperio en las Sombras del Poder del Cártel Paraguayo

– Por Carmen Cosp Fontclara

En Paraguay, estamos hartos de que los políticos nos roben a cara descubierta. Nos duele más su ostentación que su ineptitud. Pero lo que realmente nos quema es que nos tomen por idiotas. Y eso es lo que usted hace, señor presidente Peña. Este país ya no es solo una tierra de guaraníes sudados y sueños rotos: es un tablero donde las piezas bailan al son de un poder invisible.

En el centro, Santiago Peña, el economista que juró eficiencia y transparencia, pero cuya fortuna crece como un milagro imposible mientras el pueblo raspa las migajas.
No es chisme ni rencor opositor. Son números, documentos y transacciones que dibujan un engranaje perfecto para enriquecer a unos pocos.
En 2017, Peña declaró un patrimonio de 1.351 millones de guaraníes. En 2023, al asumir la presidencia, esa cifra estalló a 23.024 millones. Un salto del 1.603% en un país donde la pobreza asfixia a millones.
¿Genio financiero personal? No.
Es un entramado político-financiero que succiona fondos públicos para inflar bolsillos privados.

El punto de inflexión: 2019.

Peña aparece como accionista en Credicentro, con 1.500 millones de guaraníes, junto a los pesos pesados del poder: López Moreira, Perrone, Osvaldo Salum, Francisco Barriocanal. De Credicentro nace Ueno Holding, y luego Ueno Bank. Paralelamente, Basa Capital (orbitando a Cartes) y Credicentro emiten bonos por 50.000 millones en la Bolsa, repitiendo en 2020. No es casualidad: es el embrión de un cártel bancario que domina la caja estatal.
Hasta septiembre de 2025, Ueno captó USD 156 millones en depósitos públicos, superando a Basa con USD 144 millones. Juntos, acaparan más del 55% de los fondos del Estado.
Esto no es libre mercado: es un duopolio orquestado desde el poder, con Basa como bastión cartista y Ueno como la fachada moderna con Peña en el núcleo.
Peña no es un testigo inocente. Sus acciones en Ueno Holding pasaron de 100 en 2019 a 614 en 2025, aunque dice haberlas vendido en abril. Cuando la prensa lo arrinconó, lo llamó “pésimo negocio”: de 15 millones a 8.199 millones en 2023. Un “pésimo” que cualquier paraguayo envidiaría.
¿Dónde están los contratos de venta, las facturas, los comprobantes? No aparecen. Solo hay silencio y las denuncias por enriquecimiento ilícito que lo persiguen desde octubre de 2025.
No es la primera vez. En los 90, los amigos de Rodríguez se volvieron banqueros con la plata del IPS, fondos que Stroessner había sellado para no tocar ni en salud ni pensiones. Cambiaron la ley del Banco Central, abrieron bancos como kioscos y el resultado fue colapso financiero, corrida del dólar y default selectivo en 1995.
Hoy, el guion se repite con un ingrediente nuevo: puertas giratorias entre Ueno, el grupo Cartes y el Banco Central del Paraguay (BCP). Exgerentes de estos bancos saltan a cargos clave en el BCP, y funcionarios del BCP terminan en la cúpula de Ueno o Basa. El regulador es un títere. Por eso, el Banco Regional tuvo 2 años de gracia, pero Visión (absorbido por Ueno) recibió 20 días. La regla es clara: privilegio para los amigos, castigo para los demás.
Esto es un terrorismo financiero que amenaza con reventar el sistema, como en 1995.
El esquema se ramifica: taxis, delivery, conciertos, camisetas de fútbol, rally, radio, TV. No es diversificación; es control absoluto. La meta: vender la fantasía de ser invencibles, el “primer unicornio paraguayo” que cotice en Wall Street. Pero con el dinero de todos nosotros.

Y el descaro se completa con los bienes de Peña:

– Una mansión en San Bernardino, declarada con 5.000 metros de terreno, pero sin licencias ambientales ni facturas por miles de metros construidos.
– ⁠Una Land Cruiser de 400 millones, “prestada” por un empresario chino que luego ganó una licitación de USD 34 millones en Itaipú.
– ⁠El avión de ese mismo empresario, usado por Peña para vacaciones.
– ⁠Muebles adjudicados a esa empresa.
– ⁠Su hermano con sociedades en Luxemburgo vinculadas al IPS.
El patrón es obvio: prosperidad simulada. El gobierno lo llama “desestabilización opositora”; sus abogados, “inconsistencias”. Pero los hechos no mienten.
Los audios de la excoordinadora o las sandalias Valentino de la primera dama son cortinas de humo. El caso Luz Candado indigna, pero es solo la superficie. Lo grave es: el salto patrimonial de Peña, la captura de fondos públicos por Ueno, las puertas giratorias que colonizan el BCP y la prepotencia de un poder que nunca se fue.
Compatriotas, esto no es personal. Es un grito por la República. Peña puede aclarar todo con documentos: facturas, contratos, declaraciones. Si no lo hace, confirma que no es presidente, sino un engranaje de un cártel. Si el sistema permite que las fortunas crezcan a la sombra de Cartes, el final será el de los 90: bancarrota, fuga de capitales, ruina.

Señor Peña, ¿República o Luxemburgo?

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