Llevamos 35 años desde la caída del dictador Alfredo Stroessner y estamos viviendo la peor época política, la de los mediocres e ignorantes con poder.
Desde la caída de la dictadura, cada gobierno que llega, no busca cambiar el país, si no volver hacia atrás; ocurrió con Rodríguez, luego con Wasmosy y todos los otros que fueron ocupando el cargo de presidente de la República pero, el caso de Horacio Cartes, es lo peor. Porque Cartes no está oficialmente en el cargo de presidente de la República pero, desde su sillón de la ANR, maneja los hilos del poder y eso, cada vez se confirma más, ya que si esto no fuera así, ¿por qué saldrían los legisladores en su defensa, confundiendo a la población con posturas irracionales?
Solo, en la época de Stroessner , se escuchaban los discursos que se vuelven a oír, en este momento.
Los cartistas han perdido su racionalidad, si alguna vez lo tuvieron. Tienen el gobierno y la mayoría del Congreso, habiendo tantos problemas con países vecinos: como la hidrovía con Argentina, o el tema de nunca acabar de Itaipú, con Brasil; Nuestros representantes deciden parar el país para defender al significativamente corruptos, según Estados Unidos.
Lo más llamativo de todo esto es con la “fuerza” en la que los legisladores tránsfugas, que han estafado al electorado, presentándose como “opción”, hoy, son los defensores más fanáticos de Horacio Cartes, quien debe definir su situación legal con el gobierno de los EEUU.
Cartes debe buscar “limpiar” su imagen internacional afuera; su problema, no lo vamos a resolver nosotros los paraguayos, por más que Jatar Fernández haga su reclamo en inglés. El problema de Cartes, solo Cartes lo sabe y los EEUU.