Las teorías conspirativas y los bulos son ya parte de las costumbres navideñas y, aunque las reuniones familiares serán diferentes este año, es posible que queramos rebatirlos si vuelven a aparecer en nuestras cenas, algo que podemos hacer con las claves que nos da la ciencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el estudio «fraudulento» que en 1998 planteó la posible relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) y el autismo «creó un estado de pánico que produjo una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de esas enfermedades».
NEGACIONISTA. La dificultad de entablar un debate racional con un defensor de las teorías de la conspiración estriba en las pocas posibilidades de éxito que hay de que modifique sus posturas.
Un estudio publicado en setiembre de 2019 en la revista Nature Human Behaviour por los sicólogos Philipp Schmid y Cornelia Betsch, de la Universidad de Erfurt (Alemania), cuestiona la influencia del llamado efecto bumerán o «backfire».
Esa denominación describe un sesgo cognitivo observado en las personas según el cual quien recibe argumentos contrarios a sus opiniones acaba reforzando sus creencias.
CONSEJOS. 1. Dirigirse con respeto al interlocutor. Dirigirse con educación y respeto al interlocutor con el que se debate también puede ayudar en el objetivo de persuadirle de que cambie de opinión.
2. Empezar por un punto de acuerdo. Dentro de la estrategia de evitar el efecto bumerán, varios expertos, entre los que se encuentra Mark Lorch, proponen empezar con un punto de acuerdo y a partir de él intentar moderar los juicios del contrincante.
Basado en este principio, un estudio firmado por un equipo encabezado por Matthew Hornsey, de la Universidad de Queensland, en Australia, plantea la necesidad de alinearse con las creencias previas de los defensores de postulados anticientíficos para conseguir cambios más eficientes que con la confrontación.
Los autores de la investigación han llamado a esa técnica «persuasión jiu-jitsu», en una identificación con el arte marcial que utiliza la fuerza del adversario en su contra.
3. Dejar que el oponente caiga en sus propias contradicciones. Otra propuesta planteada por los expertos es pedir explicaciones sobre el proceso lógico que ha llevado a las conclusiones que se rebaten, propiciando que quien las defiende caiga en sus propias contradicciones y deje en evidencia la debilidad de su discurso, lo que acaba conduciendo a posiciones más moderadas.
4. Poner de manifiesto las trampas en el discurso negacionista. Aunque el trabajo de Schmid y Betsch se centra en las estrategias para rebatir a los negacionistas en debates públicos, algunas de sus conclusiones pueden aplicarse en el ámbito familiar. Así, el estudio subraya que es «eficaz» poner de manifiesto las técnicas retóricas que siempre utilizan los negacionistas -como son, entre otras, recurrir a falsos expertos o la selección interesada de los datos-.
Fuente: Ultima Hora.