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Al menos cuatro proyectiles impactaron contra el edificio, aunque las autoridades aún no han dado una cifra exacta de víctimas. Según informes, se habrían registrado fallecimientos, pero no hay confirmación oficial. Tras el ataque, el canal de noticias de IRIB interrumpió su programación en directo y emitió contenido pregrabado. Sin embargo, poco después retomaron las transmisiones en vivo, y el subdirector de política de la cadena, Hasán Abedini, aseguró que Emami estaba a salvo y regresaría a su labor en minutos.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Esmaeil Baqaei, calificó el ataque como un “crimen de guerra”, subrayando que el ataque a la sede de IRIB durante una emisión en vivo constituye una violación evidente de las leyes internacionales.
El Ministerio de Defensa de Israel confirmó que sus Fuerzas Armadas continúan atacando objetivos militares en el centro de Irán. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, señaló que el objetivo del ataque era “golpear al dictador iraní en todas partes”, y destacó que la radiotelevisión iraní, que calificó como “el altavoz de propaganda y odio del régimen”, había sido destruida tras la evacuación de la zona.
La situación se produjo en medio de una operación más amplia en Teherán, donde el Ejército israelí había emitido una alerta pidiendo la evacuación inmediata del Distrito 3, área en la que se encuentra la sede de IRIB. En su comunicado, el portavoz del Ejército israelí, Avichay Adraee, instó a los ciudadanos a abandonar la zona debido a las próximas operaciones militares, para evitar bajas civiles innecesarias.
Este ataque se produce en el contexto de una escalada de tensiones entre Israel e Irán, con múltiples enfrentamientos y ataques aéreos en los últimos días.