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Asunción
Mar 20 mayo 2025

“Una fábrica de maltrato”: Grave denuncia expone el lado más oscuro de la formación médica en el Hospital Militar Central

El sistema que debería formar a los médicos del futuro en Paraguay está podrido desde adentro. Lo que debería ser un entorno de aprendizaje, vocación y servicio, parece haberse convertido en una máquina impune de humillación, abuso de poder y destrucción psicológica.

El Dr. Alan Agüero, médico residente de cirugía del Hospital Militar Central, presentó una denuncia estremecedora contra autoridades y responsables de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), describiendo un calvario sistemático de acoso laboral, discriminación y violencia institucional. El escrito, dirigido al decano Dr. Osmar Manuel Cuenca Torres, detalla con precisión una cadena de hechos aberrantes que exponen el abandono institucional y la complicidad silenciosa del sistema.

La denuncia, registrada como Mesa de Entrada N° 5160, no es una simple queja. Es un grito desesperado de quien, tras sufrir más de un mes de maltrato, decide enfrentar al monstruo del abuso desde adentro: jefes de guardia, instructores, jefes de residentes y hasta compañeros, inducidos a excluir, acosar y arrinconar a quien se atreviera a romper el silencio.

“He sido tachado de desequilibrado mental por no expresar emociones al recibir insultos, con la finalidad de quebrarme y forzar mi renuncia”, denuncia el Dr. Agüero.

Entre los hechos denunciados se encuentran agresiones físicas durante exámenes clínicos frente a pacientes, discriminación racial, presión para renunciar, negación de asistencia a procedimientos médicos esenciales, humillaciones diarias, carga excesiva de tareas como castigo, e incluso amenazas directas por utilizar con orgullo su afiliación a la UNA en su sello profesional.

Y no se detiene allí. El Dr. Agüero fue suspendido sin fundamentos clínicos tras ser obligado a someterse a una evaluación psiquiátrica. El informe, adjunto en la denuncia, demuestra que no padece ningún trastorno mental, pero la “sospecha” fue suficiente para apartarlo del servicio y obstaculizar su proceso de matriculación.

“He solicitado reunión con el director del hospital en tres ocasiones. Nunca fui recibido. Sólo hablaron de mí, sin mí”, expresa en el documento.

El escrito menciona con nombre y apellido a 22 personas involucradas directamente, entre ellas docentes, médicos instructores y autoridades del hospital. Lo más alarmante: el departamento de docencia y la dirección de la Facultad parecen haber ignorado deliberadamente la denuncia inicial del 15 de abril, forzando al denunciante a presentar este escrito de reiteramiento y urgimiento el pasado 25 de abril de 2025.

Esta situación destapa una realidad brutal: la residencia médica, lejos de ser un proceso formativo, se ha convertido en una cárcel disfrazada de prestigio, donde muchos jóvenes profesionales son obligados a soportar abuso psicológico, físico y administrativo con la promesa de un título al final del túnel.

“Solicito asilo en el Hospital de Clínicas para continuar mi especialidad, ya que pertenezco a la misma unidad formadora”, ruega finalmente el Dr. Agüero.

La Facultad de Ciencias Médicas UNA y el Hospital Militar Central están obligados a responder públicamente a esta denuncia. Ya no es tiempo de silencio. No se puede formar a médicos destruyendo a personas.

El caso del Dr. Alan Agüero no debe ser uno más sepultado por la indiferencia institucional. Es hora de que los responsables rindan cuentas. El futuro de la medicina paraguaya no puede seguir edificándose sobre el abuso y el silencio.

Urgimiento_Alan Aguero

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